HISTORIA DEL CACAO
Ya sabemos que el chocolate se hace con cacao, pero... ¿ Ha visto Ud. alguna vez el árbol del cacao ? Seguro que ni se imagina el tamaño descomunal que tiene una vaina de cacao... ¡ ES COMO UN MELON !
El chocolate tiene su origen en el Continente Americano específicamente en Mesoamérica, la Civilización Maya de México y Centroamérica fué la primera en consumirlo (200-900 CE).
Los Mayas preparaban una bebida picante que acompañaban con otras especias como la vainilla y un poco de miel, en la cultura Maya tanto los rícos como los pobres disfrutaban la bebida de cacao, el chocolate también se usaba en ceremonias religiosas y era muy popular entre la realeza.
Por su parte, los Aztecas reservaban el placer del chocolate para un sector privilegiado de la población, sólo la nobleza, gobernantes, sacerdotes, militares y rícos comerciantes podían saborear ésta elitísta bebida.
Hacia el año 1400, los Aztecas realizaban trueques de cacao con los Mayas y otras culturas circunvecinas, eventualmente el cacao se convirtió en una forma de moneda precolombina, la importancia del cacao era tan grande que los Aztecas exigían a sus propios ciudadanos y a los demás pueblos conquistados el pago de tributo en granos de cacao.
En el siglo XVI los Colonizadores llevaron el cacao a Europa, pero no fué sino hasta un siglo después que el chocolate comenzó a cobrar auge en el Continente Europeo, fué entonces que se sustituyó la miel por el azúcar. En el siglo XVIII Sir Hans Sloane tuvo la idea de mezclar el chocolate con leche en lugar de la combinación clásica de agua y chocolate, ya en el siglo XIX la popularidad del chocolate aumentó en Europa gracias a los avances tecnológicos de la revolución industrial.
En EEUU, la industria del chocolate se benefició en gran parte gracias a Milton S. Hershey, filántropo y hombre de negocios, él puso en práctica los avances de tres suizos Rudolf Lindt, Daniel Peter y Henry Nestle, lo cual dió como resultado el nacimiento del famoso chocolate con leche que conocemos hoy en día, el chocolate con leche Hershey fué el primero en su tipo que se vendió a nivel Nacional, la industrialización del chocolate significó que todos podían disfrutar un producto que en sus orígenes estaba destinado a una minoría elitísta.
Los Españoles tomaron la costumbre de consumir la bebida chocolateada que se convirtió en un verdadero deleite el día que se les ocurrió agregarle azúcar, el chocolate parte entonces a conquistar Europa. En 1528, Cortés vuelve a España con un cargamento de cacao, además de las recetas y los utensilios necesarios para su preparación.
Las vainas del cacao eran fermentadas y secadas al sol, tostadas y presadas entre dos piedras calientes hasta obtener una pasta arómática moldeada en forma de barras o panes luego se les agregaba agua, azúcar o miel y especies a elección, el nuevo brebaje resultaba fascinante se le consideró como un medicamento reconstituyente y hasta un brebaje de amor atribuyéndole virtudes afrodisíacas, mientras tanto las recetas fueron mejorando el chocolate podría ser un alimento o una bebida, como bebida se le podía consumir hasta los días de ayuno, por mucho tiempo el chocolate fué exclusividad española y estaba reservado a clases sociales privilegiadas, el contrabando, los visitadores de la corte de España, los intercambios con los conventos, las capturas de naves que volvían de México, fueron los hechos que permitieron que el cacao llegara a otros países. En 1615 fué introducido en Francia oficialmente, el chocolate luego hizo su aparición casi simultáneamente en todos los países, en Italia los "Cioccolatieri", lo introdujeron en 1606, en 1646 apareció en Alemania, allí estaba grabado con muchos impuestos y se hacia difícil su consumo, los Ingleses lo descubrieron en 1657 abriéndose salones de degustación entre ellos "The Cocoa Tree" y el "White`s Cocoa House", en 1697 un ciudadano suizo degustó el chocolate en Bélgica y lo llevó a su país en 1711, el dulce brebaje también llegó a Austria por medio del Emperador Carlos VI, el cacao arribó a Suecia en 1737, el naturísta Charles Linné dió nombre en latín de " Theobroma ", que significa alimento de los Dioses en homenaje tal vez a Quetzalcoatl.
Recién en 1755 los norteamericanos en ese entonces Colonia Inglesa, la bebida que enloquecía a toda Europa causaba euforia por lo que cada país intenta desde entonces su propia fuente de aprovisionamiento plantando cacao en sus Colonias repartidas por todo el Sur de América.
El pasaje del chocolate líquido a sólido comenzó con la idea de crear una bebida más liviana, en 1819 en Paris Pelletier instala la primera fábrica que se sirve del vapor, en ese año Fransi Louis Cailler funda en Vevey (Suiza), la primera chocolatería de ese país y en 1831 es imitado por Ammédée Kohler, quien se establece en Lausanne en 1875, también en Vevey el laboratorio de Henri Nestlé se encontraba contiguo a una pequeña chocolatería creada poco tiempo antes por Daniel Peter; un día este último tuvo la idea de incorporar leche al chocolate y así nació el primer chocolate con leche del mundo posteriormente, Peter se asoció con Cailler y con Kohlr en 1929, las tres marcas se fusionaron con Nestlé consiguiendo así la unión definitiva del chocolate con leche.
En 1828, el holandés Conrad Van Houten inventó una prensa que le permitió extraer la materia grasa (la manteca de cacao), quedando el polvo de cacao que conocemos hoy como cacao amargo, desde sus comienzos la industria del chocolate Suizo mantuvo su calidad, esto sumado a la industrialización hizo posible que llegara a todos los estratos de la población en el mundo entero, por lo que no es de extrañar que la industria suiza pasara a producir 600.000 kgrs. al año en 1890 a 17.000.000 en vísperas de la primer guerra mundial, ante la posibilidad de perder el liderazgo en la producción, los suizos decidieron elaborarlo a gran escala y acercar los centros de producción a los puntos de consumo del mundo y durante la década de los setenta introdujeron sistemas automatizados que requirieron grandes inversiones, ahora nuevas formas y nuevos productos se adaptan al mercado manteniendo la calidad a la que nos tienen acostumbrados.
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